Esta semana cumplí tres meses de vivir sola, la excusa perfecta para seguirles contando mis peripecias como ama de casa primeriza. Les agradezco a l@s que me enviaron después de leer el artículo pasado tips para limpiar mejor y fotos de electrodomésticos en descuento, por eso los quiero tanto.
Hoy voy a compartirles la manera en que esta experiencia ha influido también en mi vida social, en el ámbito amoroso y en lo que busco en los hombres.
Empecé a hablar sola, a niveles inimaginables y ya no me considero como una persona, sino como dos yo y mi yo interna, entonces “nosotras” decidimos juntas qué comemos, cuál película poner o a qué horas deberíamos dormirnos. Tengo problemas yo sé, no se preocupen me imagino que es normal.
El único ser vivo con el que comparto vivienda es una matita con piedras y maceta que tengo encima de la mesa del comedor. Con el tiempo la he empezado a considerar como mi mascota y de vez en cuando la premio dejándola dormir en el balcón.
Tampoco crean que soy una looser, no siempre paso sola pero algunos días de la semana disfruto cenar con covers de Justin Beiber en violin. Un extraño nuevo gusto pero aunque la mona se vista de seda, mona se queda porque sigo limpiando con Shakira, Luis Fonsi y por supuesto con el reventado de Maluma.
Antes me enamoraban con un ramo de flores, que me llevaran a cenar rico, que me abieran la puerta o cosas tan simples como que me regalaran un chocolate. Claramente todo esto no pasa de moda y siempre es bienvenido, pero ahora detalles como que laven los platos, tiendan la cama o barran, simplemente son increíbles.
En fin, los aprendizajes continúan y ya tengo que dejarlos para adobar el pollo de toda la semana por que la comida desgraciadamente no se hace sola.