Carta de mi «yo» de 20 años

“Querida mi misma”… tranquilos jaja, así no empieza la historia, es algo reflexiva pero no cursi ni melosa al extremo, pueden seguir leyendo. Todo bien 😉

El otro día estaba buscando en un depósito de chunches viejos (que me gusta llamarlo caja de recuerdos) los primeros poemas que escribí cuando estaba en quinto grado. Entre polvo y olor a guardado aparecieron cartas de amigas, tarjetas de exnovios, fotos impresas en pésima calidad, dibujos mal hechos, el rótulo de mi mesa del baile de graduación pero el de sexto grado, no la del cole (osea..) y yo como en las películas me reía acordándome de las historias detrás de cada una de estas piezas de basura postergada.

Seguí sacando y sacando de la cajilla que más bien parecía la cartera de Mary Poppins hasta que encontré el bendito folder que tenía los escritos. Se asomaron mis hits de los 90´s en hojas amarillentas; Pajarito blanco pajarito azul, Anoche pasé por un río y Juanito está feliz, entre otros. De repente me topé con una hoja de cuaderno más nueva blanca y de reglones, escrita con lapicero azul como a la carrera, era una carta que me había escrito a mi misma hace 12 años, tal como lo oyen desde el 2004 estaba guardada. Si uno deja una carta para encontrarla en un futuro, debería pensar también en poner alguna señal que a uno se lo recuerde. Yo no tenía la menor idea que existía y encontrarla fue guaba, destino o accidente, como quieran llamarlo.

Con mucha emoción empecé a leer cada uno de los renglones, En una hoja mi yo de 20 años me puso en el contexto de ese momento, describió con detalle lo que esperaba de mí y se tomó la molestia de recordarme las cosas que siempre debían ser importantes.

Me sentí tan acongojada al pensar que no sabía si realmente estaba cumpliendo sus expectativas, si quién soy ahora la haría sentirse orgullosa, si estaría satisfecha con lo que he logrado o más bien sentiría frustración por lo que falta. “Qué güila más sapa, qué compromiso!

Hice un repaso punto por punto; en unos estaba sobrada, algunos no habían sucedido al pie de la letra pero algo parecido, otros por dicha están en proceso pero había un par que no estaba ni cerca de lograr. Mentalmente iba llevando el conteo de un punto por cada logro y uno negativo por cada fracaso.

Sentí ganas de viajar en el tiempo para abrazar a mi “yocita” por quererme tanto y haber escrito eso, pensé además que los años no pasan en vano porque debo admitir que para ese entonces era más inocente o “basiquita” por decirlo con cariño y por último me di cuenta que las prioridades cambian, la vida se va desarrollando de maneras que a veces no son las que soñamos pero siguen siendo maravillosas si al final del día podemos sentirnos orgullosos de quiénes somos.

Por supuesto le voy a escribir algo a la cuarentona del 2024 para que se acuerde de esta aventurera de 31 años. ¿Si escribiera una carta hoy a usted mismo para leerla dentro de varios años qué diría?

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  • Ilustración basada en vectores de freepik.com

 

 

 

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