Cuando Blanca Nieves quiso ser gerente general

BlancaNieves Gte Gral

Desde hace días tenía ganas de escribir acerca de una lección de vida importante que aprendí en un libro que leí hace un par de años.

Dolly Mallet en “Mordiendo manzanas y besando sapos” hace un análisis de cada uno de los personajes femeninos de los cuentos de Disney, tanto de su personalidad y lo que dicen las canciones, como el modo en que serían estas caricaturas si fueran mujeres de la sociedad actual.

Al principio admito que creí que era un libro un poco superficial por el tema que trataba, pero entre más avancé me cautivó el hacer conciencia de todos esos mensajes subliminales que absorbí desde pequeña con cada uno de estos cuentos.

Entre las primeras páginas estaba la Bella Durmiente, quien era bastante sumisa y tranquila. Ya por ahí de la Sirenita, quien salía con la panza pelada y se le revelaba al papá, empezamos a ver el nacimiento de una nueva mujer. Posteriormente llegaron las más independientes como Megara, de Hércules, quien jugaba con los hombres y los utilizaba a su conveniencia.

La autora compara incluso a cada una de estas con sus amigas, primas, tías, hermanas… De hecho, yo también, con cada perfil que leía, iba pensando cuál de mis conocidas se ajustaba mejor a ellos.

Después de hacer todo este recorrido de princesas, plebeyas escaladoras y demás, el mensaje que queda es muy simple: No podés querer ser Blanca Nieves, si toda tu vida te portaste como Mulán.

¿Cómo se come eso? 

Pongo estos dos casos ya que son los más extremos entre sí. Blanca Nieves, una hermosa en indefensa muchacha escapa al bosque para evitar ser asesinada en un complot organizado por su madrastra y se refugia en la casa de 7 enanos a cambio de hacer el oficio y hasta cocinarles. A ella le gusta cantar, lavar planchar y todas las labores del hogar. Su principal hobby es hacer postres.

Un buen día encuentra un príncipe guapetón que se quiere casar con ella, empaca los pocos tiliches que tiene y se va corriendo feliz sin dudarlo; con costos se despide de los enanos.

Por otro lado, está Mulán una guerrera que decide hacerse pasar por hombre para ir a defender a su pueblo. Es súper independiente y con una gran fortaleza que puede asustar a cualquiera;  no le gustan los vestidos ni las pantys, lo de ella son las armaduras.

Me puse a pensar en Blanca Nieves un buen día aplicando a un puesto de Gerente General cuando nunca ha trabajado y ahuevada de no recibir una llamada a entrevista o en Mulán pegándose contra las paredes de la casa porque no le encuentra el “punto” a la crema pastelera.

Con esto no quiero decir que no existen muchas mujeres con una vida muy equilibrada que logran conjugar familia, trabajo, deporte, ni que alguien que venía llevando una vida de una forma no pueda adquirir capacidades nuevas. A lo que me refiero, es que soy partidaria de que se debe tener clara la priodidad sobre la que va a girar nuestra vida.

Mi principal conclusión aquí es la consistencia. No se vale haber vivido dedicada al hogar y después frustrarse porque no tiene un puesto alto en una multinacional o, por el contrario, haberse entregado por completo al trabajo y deprimirse porque no ha encontrado al hombre de su vida y no ha podido tener hijos. ¿Es mejor ser Blanca Nieves o Mulán? La respuesta la va a tener cada persona según el tipo de vida que quiera llevar o al que quiere aspirar.

Estoy más que segura que todas somos alguno de esos personajes, pero está en cada una decidir ¿cuál?

Edición por David Goldberg

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