El ataque de los enamorados del amorsh

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Él la invitó a salir, ella dijo que sí. Salieron 2 veces y él ya le dice que le encanta, que la química es increíble, que quiere presentarle a su mamá, a su abuela y hasta el perro. A ella le parece raro, pero al rato y sirve. Él cree que fueron hechos el uno para el otro. Ella no sabe que es víctima de un enamorado del amor y deberá correr en ¡3, 2, 1!

Este tipo de personas andan por la vida con el único objetivo de sentirse plenamente enamoradas. Son adictos del cuchareo, esclavos de los chineos y simplemente no pueden vivir sin estar diciéndole a alguien ‘gorda’ o ‘mi amor’. Se alimentan de la ilusión y el amor es su droga.

Enamorarse es chivísima. Esa sensación de andar flotando en el aire, ¡qué divina! El problema está en la gente que se siente así con cualquier persona que le pasa por enfrente una, otra, otra, otra y otra vez.

No les parece importante conocer al otro porque simplemente ya están demasiado enamorados y les parece perfecta(o). Esto en cuestión de horas, y a veces de días, para los que son más dificilitos.

Representan una gran amenaza porque atacan ese deseo inconsciente de las personas de encontrar el amor verdadero al primer momento (esto a veces si pasa, pero nunca con alguien de este tipo); sin embargo, se cantan rapidito por la ansiedad que no saben esconder y la admiración desmedida que muestran.

Lo difícil no es darse cuenta que algo anda mal, porque usualmente sucede bastante rápido, sino es ¿cómo quitárselos de encima una vez que se descubre esa hambre por las relaciones?

Es una ‘playada’ porque no son mala gente, solo tienen una grave obsesión. Al principio se les dice que no con mucho tacto y amor para no herir a su gran corazón desesperado, creyendo que entenderán el sutil rechazo como cualquier persona normal. A este punto ya la normalidad está claro que no existe y ese NO se multiplica por uno, por dos, por tres veces.

Cada negativa va a alimentando desenfrenadamente la insistencia de estos seres que empiezan pidiendo cacao, continúan suplicando y terminan hasta insultando. Es todo un proceso que le tocará aguantar.

Llamadas, mensajes, poemas, correos, likes y pucheritos de castigo son alguno de los métodos que usará para demostrarle lo devastado que está al perder a su amor verdadero número 4.550.000.000. Se comunica a todas horas, por todos los medios. Joden más días de los que duró la relación fallida.

Ya cuando piensa que va a tener que lidiar con esta situación por los siglos de los siglos, un día cualquiera nada más desaparecen. ¿Se habrán muerto? ¿Tuvieron un accidente grave? ¿Estarán secuestrados? Es un alivio que al mismo tiempo causa angustia por lo extraño que es.

Pasan un par de semanas y aún no hay rastro ¡Qué raro! Y a fin de cuentas se los encuentra un mes después y cuando ya está a punto de esconderse para no tener que saludar, se da cuenta que recuperaron el brillo de sus ojos porque viene de la mano de otra persona.

¡Qué salvada!

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