La palabra “soplas” es una reducción de un dicho bastante vulgar que equivale a “chupa medias”, el cual prefiero no especificar por la integridad de los lectores. Pero con el ejemplo creo que ya pueden imaginarse por dónde van los balazos.
El origen de este término es pura referencia, porque lo importante no es qué significa, sino cómo es un soplas.
Uno de mis pasatiempos favoritos cuando estoy con mi amiga Mónica es la observación y estudio de estas criaturas tan enigmáticas que nos han generado varios hallazgos y sería egoísmo puro no compartirlos.
El soplas a simple vista es una persona como usted, como yo o como cualquier otra; sin embargo, cuando se observa por más de tres minutos se empieza a notar que alguna alteración tuvo en su ADN o se produjo algún choque electroquímico en alguna o varias de sus neuronas.
Podría empezar a definirse por la cara, que nunca le ayuda: tiene períodos de mirada extraviada y boca levemente abierta más prolongados que en la gente promedio. Es alguien que de lejos parece que tiene cara de menso y, de cerca, no hay duda.
Se identifica porque siempre quiere ser el primero que se manifiesta ante cualquier situación, pregunta o actividad, brindando su inútil ayuda o escaso conocimiento (que nadie ha solicitado) con el único fin de poder decir que formó “parte de”.
Además, opina de cualquier tema con mucha seguridad tratando de convencer a los demás de su dominio. Ofrece un par de datos o cifras curiosas en cada conversación, pero cuando alguien le debate o le hace una pregunta, automáticamente se muestra desubicado y con una cara de shock como si le pidieran exponer la teoría de la relatividad en mandarín.
Su continua necesidad de atención nos lleva a suponer que a lo mejor, de pequeño, por ser más lentico no le dieron mucha pelota en la casa. Es una lástima pensar que si escogiera mantener un bajo perfil, podría llevar una vida casi normal, pero esto es parte de lo que lo hace un soplas.
Este fenómeno se da en el género masculino y por suerte no es contagioso, pero sí causa alergia entre quiénes lo rodean.
Por su seguridad y la de los demás lo invito a que lea estas frases:
- Sus amigos a menudo le dicen que tiene cara de mongolón
- Intenta ser cool, pero no le sale.
- Es el primero que para a vinear los choques del carril de a la par.
- Le repiten varias veces la misma pregunta antes de que reaccione.
- Muy a menudo se pierde viendo hacia el infinito.
Si se siente identificado con tres o más, lamentablemente debo decirle que su diagnóstico es: SOPLAS.
Imagen por Karol Vindas