Hace poco empecé a pensar en las áreas de mi vida que me encantaría mejorar y una de ellas es la de salud y alimentación que hasta ahora ha sido mi talón de Aquiles. Al siempre usar la comida como “apoyo emocional” me era imposible pensar en limitarme o reducirla (por que es mi premio para esos momentos especiales y mi soporte para esos no tan gratos)
Solita me he desahuciado un millón de veces pensando que no puedo, que ese camino de un estilo de vida más saludable no es para mí, que de por sí no lo voy a lograr. ¿Les ha pasado?
Volviendo al tema, decidí hacer un cambio, tomando conciencia de que no me siento feliz viendo como los kilos aumentan, la ropa aprieta y cada día no estoy más saludable ni joven por defecto. Además, mi relación con el sedentarismo (a pesar de que soy hyper) ya era tóxica y tenía que mover este cuerpo antes de que fuera muy tarde.
Parte de mi nuevo plan incluye ayunos intermitentes y las primera semanas esas horitas sin comer me generaron esta tremenda ansiedad pero no era por hambre, porque a veces cuando trabajo ni me doy cuenta y es medio día y no he comido, sino por sentir el vacío, la restricción, la abstención ¡Qué horror!
Justo en esos días me encontré con una breve lectura del “Principio del vacío de Joseph Newton” el cual muy resumido afirma que cuando dejamos entrar los vacíos en nuestras vidas, estamos enviando ese mensaje de confianza en lo nuevo, en lo que viene, atrayendo así la abundancia. Si llenamos nuestra vida de gente, chunches, sentimientos y en mi caso pizzas, helados y fritanga innecesarios no estamos dejando espacio para que entren cosas mejores.
El “vacío” depende de cada persona. Para algunos será permitirse estar sol@s un tiempo sin ir de pareja en pareja (publicándolos en ig a todos :$) para otros dejar algún vicio, olvidar algún viejo rencor, finalmente aceptar una pérdida o algo tan simple como sacar todo lo viejo de los armarios.
¿Cómo combatimos ese vacío como gladiadores? En estos pocos días me di cuenta lo importante que es entender lo que sentimos y porqué. Si se ponen a pensar es la mente la que más nos juega en contra ante algún cambio; ahora trato de premiarme de otra forma con actividades nuevas que me hagan feliz y de consolarme con las cosas que son buenas para mí. Suena fácil pero tiene su toque y lleva su proceso. Hay que confiar carajo!!!
Resistir esos vacíos nos muestra de qué estamos hech@s, que aguantamos, que la luchamos, que esta vez hablamos en serio, como dice Newton: “Es la fuerza de ese vacío la que absorberá y atraerá todo lo que deseás”.
A sentir el ácido!