Las mamás siempre tienen sus propias analogías y consejos, creo que es parte del trabajo. Una de las cosas más importantes que me enseñó la mía es que las relaciones de pareja son como el arroz.
Ustedes se estarán preguntando ¿qué tiene que ver este alimento con los temas amorosos? Pues más de lo que se imaginan (efecto de música de suspenso)
El arroz por si solo es un alimento simple pero al mismo tiempo la base de muchos platillos. Cuando uno cocina arroz, el secreto es que quede en el punto perfecto, ya que caso contrario podría desperdiciarse toda una olla.
Cuando las relaciones se mantienen igual durante un largo periodo de tiempo llegan a convertirse en una olla de arroz “masudo”. Por eso no es de extrañarse cuando novios que llevan 6 años y nunca se comprometieron, terminan. Igual pasa con las personas que empiezan a salir y a los meses la relación no evoluciona a un noviazgo y terminan separándose.
El mismo final tienen aquellas parejas que empiezan super aceleradas y queman etapas rapidísimo sin conocerse previamente, es un arroz crudo y aún duro que al final de cuentas nadie quiere comerse.
Para las relaciones en las que el arroz encuentra el punto perfecto existen estas clasificaciones:
- Gallo Pinto: aunque son diferentes son el perfecto complemento.
- Arroz con pollo: la relación que nunca falla, muy estable.
- Arroz con camarones: cuando encuentra lo mejor del mercado
- Arroz a la jardinera: un amor muy orgánico y natural
- Arroz con palmito: un gusto adquirido, un amor inusual que evolucionó
- Arroz cantonés: una relación con toda clase de emociones y matices
- Sushi: a punto de hacerse masudo pero sigue resistiendo.
Y como al buen entendedor con pocas palabras “Nunca le quite el ojo a su arroz”
La de Rojo 