A pesar de que no tiene ningún sustento científico ni estudio que lo respalde, he creado un nuevo test de personalidad casero llamado heladología.
La heladogía según mi invento es la ciencia que busca describir los rasgos de personalidad de algún sujeto a través de una simple pregunta; ¿qué sabor de helado sería usted?
Si quisiera que su análisis sea más completo puede preguntárselo también a la pareja, familiares, compañeros de trabajo, amigos y otras personas cercanas que puedan aportar al tema.
Tal vez suena un poco loco o hasta ridículo pero recuerde que todo comunica y a veces para las personas es mejor decir las cosas de una manera indirecta (en este caso las cualidades o defectos de un sabor específico de helado que ven reflejadas en usted) y para usted mismo será más fácil también estar más consciente de ellas por este medio.
En caso de que quiera hacer su propio test lo más importante es no limitarse; piense en la gama de heladerías y sabores, desde los tradicionales helados de palito hasta los internacionales gelattos.
En cono, en vaso, con toppings, de yogurt, sin azúcar y hasta un apretado de la calle, todo se vale. Hay un universo de posibilidades, pero ojo que no necesariamente el helado que uno escoja es el que más le gusta comerse, sino el que sienta que se ajusta más a su manera de ser.
Debe tomarse esta elección con la seriedad del caso y así una vez que identifique su sabor, haga una lista mental de lo que caracteriza a ese helado; es dulce, empachoso, sorpresivo, ligero, insípido, tropical. Si quiere ser más pro escríbala.
Inmediatamente va a tener importantes hallazgos sobre cosas que piensa sobre usted mismo que al rato ni sabía.
Pero la cosa no termina ahí, cuando empiece a preguntarle a los demás qué halado creen que es usted se va a dar cuenta de muchos otros aspectos (de una vez sepa que algunos no le van a gustar) y se va a dar cuenta qué tan diferente es su autoimagen de la que tienen los demás, o al rato y es muy parecida.
¿Cómo se come esto?
Como ya venía de necia con este tema aproveché una mesa redonda de una fiesta y evitando los temas tradicionales de los hijos, el pelo y otros menos interesantes hicimos un ejercicio rápido y muy gracioso de definirnos a nosotras mismas y después a las demás.
Cada vez que decíamos el nombre de alguna de las presentes se desataba un foro de cuál sería el sabor designado a esa persona y llovían las sugerencias y las justificaciones del por qué, hasta que se llegaba a un consenso y seguíamos con el siguiente veredicto.
Hubo un caso que la mesa definió como un helado de vainilla con muchos toppings de colores por decisión unánime y ella misma también quedó muy satisfecha con su descripción. Aparecieron también ron con pasas, chocolate, nieve de maracuyá, yogurt con splenda y hasta una mango sele de palito en vaso.
Cuando llegó mi turno, yo estaba segura que era un brownie dinamita, como chocolate pero más intenso y exótico; rápidamente me bajaron de esa nube diciéndome que yo era complicada que podía ser como un tamarindo, que era agridulce y terminé siendo vaca negra porque según me dijeron “está el
helado en el vaso y cuando uno le pone la coca hace chhhhhhhhhhhh” (la descripción acompañada de mímica de burbujeo) ¿eso será bueno o malo?
Mi principal conclusión fue que hay una gran diferencia entre cómo uno se siente y cómo lo ven los demás.
Si bien esto no va a cambiar su vida, lo invito a hacer este interesante ejercicio que revela más de lo que cree, pero recuerde al oír los comentarios tomarlo con humor porque el que se enoja pierde.
Suerte!!!
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La de Rojo 